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 Las nuevas tecnologías me han hecho cambiar. Las nuevas tecnologías son capaces de abolir los hábitos que hemos construido durante toda la vida para sobrevivir. Esas claves en la propia conducta que sólo nosotros sabemos que nos salvan. Les he hablado varias veces de los beneficios del soliloquio, tan estigmatizado. El soliloquio como un ejercicio de reflexión en voz alta. Cuando una adquiere el hábito de hablar consigo misma todas las mañanas, por lo menos, está adquiriendo el hábito de reflexionar. Voy a buscar la definición exacta de la palabra “pensamiento” porque generalmente la confundimos con reflexionar. Creemos que pensar requiere un esfuerzo, cuando en realidad nuestro pensamiento es quien está activo en las acciones más mecánicas, motoras y reflejas de nuestro cuerpo, antes de que podamos detectarlo. Es decir, si no existe una actividad en determinada parte de nuestra corteza cerebral la pierna no patearía “involuntariamente” cuando el doctor checa los reflejos percutie...
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 Comenzando el año y me encuentro en el dilema de seleccionar un día a la semana para trabajar en mi libro: ¡Un día a la semana! ¿Imaginan cuándo voy a terminar? En fin, seleccionar un día a la semana para trabajar en el libro que llevo años escribiendo es un lujo comparado con otras decisiones que tengo que tomar últimamente. Qué rico poder tener un espacio aquí para hacer como que me quejo. Hoy mi día fue fatal, caray. Fatal-fatal. Apuesto que quienes se comunicaron virtualmente conmigo no se dieron cuenta. Llevo varios días en los que no me siento tan bien físicamente y obviamente eso afecta mi ánimo. Qué curioso es el cuerpo, como que exige espacio a solas para revolcarse en su dolor, como un bebé: hará lo necesario para conseguir lo que necesita porque en su mundo sólo él es importante. Yo sé que hay otras cosas importantes entonces, mientras intento estar presente en esas cosas, mi cuerpo me exige, me fastidia. Hasta que logramos (mi cuerpo y yo) salir de donde haya que salir...
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 Hace algunos años platiqué en la universidad de Arizona con estudiantes de maestría en creación literaria. Los estudiantes tenían preguntas sobre Estilo , un libro que publiqué en 2011 en la editorial Manosanta, de Guadalajara y en 2015 en la maravillosa y extinta Kenning Editions. Les interesaba saber cómo lo había escrito, cómo se me había “ocurrido”. Los sistemas en que las universidades abordan la creación literaria son un enigma para mí. No creo en esas cosas. Conozco sí, las dinámicas de poder que se mueven en esas estructuras institucionales. He sido invitada a la mayoría de universidades que conozco en Estados Unidos. Concentraciones de poder, intercambios de poder. No me gustan esos intercambios. Construyen pura ilusión, aunque la ventaja ha sido que mi trabajo se lea un poquito más. Han funcionado bien como distribuidoras de mis libros, creo.  En la universidad de Arizona fue distinto, no me representaba una persona que tuviera influencia sobre otra que nos invitaba...
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 Pasé una hora buscando mis lentes de “leer”. Ya los daba por perdidos porque juraba que sabía perfectamente que estaban en ese estuche de piel cincelada con flores que me gusta tanto. Mis lentes son amarillos y también me gustan mucho. Recordé esa forma neblinosa en la que se filtran las sensaciones en ciertos objetos dentro de las novelas de Yoko Ogawa. En una de ellas a un hombre le gusta escuchar el canto de un grillo que lleva dentro de una cajita. La descripción que el hombre hace de los cuidados que le procura meticulosamente a esa cajita para que el animalito cante mejor, son impresionantes. En inglés se diría petting , creo. Es una palabra para la que no tenemos una traducción al español, es como una caricia pero a la vez un cuidado extremo (que los mecanismos funcionen correctamente), implica cariño y en ocasiones deseo, en fin. La novela la leí en español a fin de cuentas. Pensé en ese estuche de mis lentes como en esa cajita.  Los lentes aparecieron en otro estuche...
Creo que ya lo he dicho antes: no creo que el tiempo sea una acumulación de algo que se puede contar. Pero así nos organizamos, ¿verdad? Así también calculamos los costos de la vida. Cuánto vale nuestro “trabajo”, qué tanto debemos estudiar. ¿No les parece absurdo? Creer que para aprender algo necesitamos seis meses, por ejemplo, que se unen a otros seis meses, que al final harán un total de cuatro años. La cosa es aguantar, supongo, ya en el camino aprenderemos algo. Lo mismo me pasa con la distancia: nunca la puedo imaginar. No sé si mi manera de ser sea un impedimento o una ventaja. Creo que hay personas que viven contando cada doce meses y observando cómo el número que les identifica generacionalmente cambia y de algún mondo es un indicador de que van ¿más adelante? ¿O van quedando atrás? De quién o en dónde. Es algo que nunca he sabido explicarme. No intento decir con esto que el tiempo no existe, de que envejecemos envejecemos, punto. Por más ejercicio que hagamos, por más suplem...
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 La verdad es un velo tan sutil, tan frágil que a veces pienso que los seres humanos somos incapaces de verla. Con todos los velos que cubren lo que realmente somos y aunque he estudiado tantos años las prácticas para por lo menos por unos segundos tocar esa verdad, sigo teniendo dudas. Esa verdad que logro tocar gracias a los años de práctica, esos vuelcos que la verdad de lo que somos provoca en mi corazón se diluyen en un segundo ante las imposiciones del pensamiento o “las formaciones mentales” diría Tich Nhat Hahn. Entonces hay que instalarse en esa verdad y ser la práctica constante para nunca dejar ese lugar. Lo llamamos “casa”. Intentar ver la verdad es intentar rastrear el origen de todo. Ninguna ciencia puede explicarlo. Pero por el hecho de que no podamos explicarlo no significa que no exista. Aunque ¿quién concibió la palabra “origen” para justificar la necesidad de saber de dónde o de quién somos? Hay tanto odio en el proceso de comprender. Tanto rechazo. Tanta necesid...
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  Dije que no prometía compartir fotos, no que no las compartiría, ja! Ser botarga es súper divertido, sobre todo cuando percibes un mundo desde una ventana/sauna y ves las caras de repudio de algunas; la incomodidad de otras, el asombro de uno que otro niño y la señal de “vamos a divertirnos” de algunas adultas. Lo que más me gusta es ir hasta donde mis compañeros de trabajo y darles un abrazo y hacerles cosquillas, son unos verdaderos niños. Algunos de mis compañeros de trabajo tiene 16 o 17 años, la mayoría va de los 18 a los 29 años de edad. Son hermosos! Tengo todos los nietos que nunca soñé.  En fin, ya saben, preparé el café y algo me empujo hasta aquí antes de entrar a mi traje de botarga. Estaba pensando que mañana me tomaré el tiempo para comenzar a leer un nuevo libro de Yoko Ogawa. Es un libro que publicó hace años, pero es nuevo para mí. Estos últimos años he leído de forma constante a Yoko Ogawa: La fórmula preferida del profesor, Perfume de hielo, La policía de ...
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 Me regalaron este aparatito. Ustedes saben que durante décadas coleccioné maquinas mecánicas de escribir, portátiles. Llegué a tener cuarenta! Hace algunos años las regalé casi todas porque me partía el corazón venderlas. No sé por qué, en mi cabeza, vender algo que amo profundamente es más denigrante que regalarlo. Algunas de esas máquinas que regalé costarían miles de dólares ahora. En fin. Una de esas máquinas fue para Carmen, me escribió desde Oaxaca diciéndome que quería una y mandó por ella. Alguien vino a recogerla hasta la puerta de mi casa. Unos meses después  Carmen murió. Nunca supe si la máquina le había llegado a sus manos o si en realidad lo que buscaban era vender la máquina para agregar fondos a sus gastos médicos, que no eran pocos. Carmen siempre fue hermosa, hasta el último momento. Había algo en ella, una especie de rebeldía, una manera de no importarle nada, que la hacía profundamente atractiva. La quise durante los dos últimos años de su vida, antes la c...
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 La vida me motiva. No soy yo, en verdad no tengo intenciones de motivarme a mí ni a nadie. Ja! Por ejemplo usar el signo de exclamación sin abrirlo, sólo así cerrado, güero: me motiva. Me da alegría. Creo que en gran medida esta sensación de derrota (que tal vez notaste en mi post anterior) se debía a la falta de tiempo que he tenido para únicamente tomar café y reflexionar en voz alta. Reflexionar en voz alta es una forma de vida, bastante saludable por cierto. La neuropsicología lo ha comprobado estos últimos años y yo, que sigo más o menos cuerda hasta la fecha, puedo constatarlo. Mi naturaleza ha usado el soliloquio como una mecanismo de defensa ante lo devastadora que puede resultar la realidad. Siempre primero es la vida, después la ciencia (que no se te olvide, mi amor… aiññññ: te quiero tanto!). Decía que la vida me motiva, justo con este aparato. La vida me da recuerdos que se me presentan en momentos claves como hoy, que tuve tiempo para recordar. Recordar el mundo y la ...
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 Cada vez es más difícil para mí ajustarme a la virtualidad sin sentir la vigilancia encima, pero este lugar sigue pareciéndose a mi refugio, He perdido la práctica de venir aquí y me quedo en blanco de vez en vez: no me importa. Nunca me ha preocupado quedarme en blanco, y nunca he sentido prisa por decir algo a lo que no le da la gana aparecer. Estos meses he renunciado a la escritura de forma natural. Aunque renunciar también es un decir, una en el pensamiento lleva un discurso que se torna ilusoriamente infinito.El discurso se acaba y estoy bien con que el discurso se acabe: descanso. Estos meses también (como ningunos otros) el descanso se ha convertido en una voz constante, insistente e ignorada. No puedo. Sencillamente no puedo descansar. Yo sé que venir aquí también es descansar, pero estoy en un punto en el que tengo que elegir descansar aquí, de esta manera, o dormir. No exagero, pero exagerar o no tampoco importa. Decía de renunciar. Hilma af Klint/Summer Landscape. ...
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Debo decir que las circunstancias del mundo han conseguido golpear mi ánimo profundamente. En este país parece que sólo unos cuántos son conscientes de la guerra en la que vivimos. Del terror que cada vez se adueña de más y más territorios. Solemos pensar que el infierno y el espanto de la tortura, el terror y la muerte están muy/muy lejos. Tan lejos como Medio Oriente con un océano de por medio. Solemos pensar también que el océano es infinito. Pero la verdad es que no. El océano poco a poco llega a su fin. Y el terror, el espanto y la muerta están en cualquier escuela, cine o supermercado. Constantemente hay amenazas de "tirador" armado en las primarias y en las preparatorias de este país. Con ese pretexto se encierra a la población estudiantil entera y se le somete a horas de nerviosismo y tortura psicológica que sólo terminarán después de que todos levanten las manos, hagan una fila, sean apuntados con el láser de las armas de agentes especiales y permanezcan mostrando su...
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Tengo muchos motivos para celebrar. Por ejemplo, que mis ideas son claras. Tan claras que sé que no me pertenecen. Debería celebrar que cuando mi pensamiento comprende puedo desarrollar por escrito un texto completo para que otros lo comprendan también. Generalmente por el estilo lírico programado en mi psique a través de la práctica al intentar desarrollar lo que comprendo, creo textos que algunos definirían como "hermosos", por este lirismo inserto en mí como un segundo lenguaje, que me ocupa al momento de escribir "en serio". Debería celebrarlo, lo sé. Y lo celebro, sí. Pero este lenguaje que me ha ido ocupando a través de la práctica también lo observo como un límite. Un límite peligroso. Bastaría sólo con quedarme ahí para detener el movimiento y que ese lenguaje sea un mero sistema sin vida. Entonces comienzo a ver este lirismo como una imposibilidad. Y me desespero. A nadie le importa si escribo o no otro libro. El mundo no está esperando libros. No intento d...
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Ayer impartí un curso en el que observamos el origen de la estructura familiar como núcleo de la sociedad, para comenzar a comprender el origen de la familia tal y como la concebimos actualmente. Esa fuerza nuclear que defiende la fe cristiana y que desde hace siglos está presente en los discursos políticos como una herramienta de manipulación y control disfrazada de bienestar.  Las estudiantes y yo nos llevamos una sorpresa muy grata al mismo tiempo: yo al notar que desconocían el origen y al preguntarles por el cuándo se formó la familia como núcleo de la estructura social respondían: así ha sido siempre . Supongo que en su subconsciente estaba inscrito el mito de Adán y Eva, el pecado original y el sufrimiento de la vida fuera del paraíso por alimentarse del fruto prohibido de la pasión. Sucede.  Sucede que vivimos sin hacernos muchas preguntas (amo este lugar ¿les había dicho? entre más me adentro en recorridos en estructuras del "Estado" más amo este lugar: sí, este espa...
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 Voy a ser sincera: estoy cansada. Estoy cansada y mi camino apenas comienza. Ustedes saben que me gusta estudiar ¿verdad? Estoy cursando el diplomado en "memoria y discurso autobiográfico" que imparte El Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM), México, con sede en Puebla. El transcurso por el diplomado, aunque apenas ha comenzado -dura casi un año- es una maravilla. Y, como toda maravilla, activa no sé qué nodos en mí que me empujan a reflexionar. Estudiamos los procesos neuronales: qué sucede y cómo sucede el trabajo neuronal cuando recordamos o almacenamos nuestros recuerdos, en qué parte del cerebro se aloja la memoria y cómo afecta esa red neuronal a todo lo que somos. Somos una máquina encantadora, por cierto. Total que me decidí a tener una licenciatura en psicología creo que para después especializarme en neuropsicología. No me hagan mucho caso, es solo un sueño. En realidad no sé si me especializaré en neuropsicología, o en sociología o educació...
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 Nací en los setenta, sí. Hace algunos años intenté. a petición de una editorial, hacer una selección de lo que he escrito en formato de blog desde el 2001. Era una selección interminable que no me dejó satisfecha así que, afortunadamente no sucedió. ¿Saben qué pasa últimamente en este blog? que cambié de computadora. Por primera vez en mi vida de perro tengo una Mac y resulta que el formato de blog impide aumentar la pantalla, como solía hacerlo en mis computadoras viejitas. Así que me siento algo alejada de este blog y de mí. Con las otras, al movimiento del cursor disminuía y aumentaba la pantalla. Con esta, mi primera Mac propia (en los periódicos que trabaje siempre había Mac) planita, color rosa metálico, me quedo en la distancia. Viendo el texto a lo lejos. Espero que el algoritmo esté tomando nota y al rato envíe un tutorial de Youtube a mi página de Facebook o algo. Muevo el cursor, busco en las ventanas y lo juro, no sucede y no sucede. A veces pienso en cosas como esta: ...
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 La escritura ha sido para mí, siempre, un lugar, un refugio, una compañía. En estos tiempos tengo el impuso de venir aquí con la esperanza de encontrar lo que siempre había encontrado durante décadas, entonces abro el template, corro al encuentro y todo está vacío. Hago un repaso rápido para ver de qué se trata: me gusta lo que hago en esta vida, me gusta lo que construyo, estoy en paz con la forma en que he decidido vivir. Y después pienso pero ¿en verdad me gusta lo que hago o lo hago sólo por hacer algo? ¿en verdad me gusta lo que construyo? ¿o lo que me gusta es demostrar que puedo continuar en esto que ya no sé ni cómo se llama? ¿Ven? ¿Ven por qué decir se convierte en un vacío dudoso? En el evento más reciente que organizamos en Mujer Migrante, asistieron más de cuarenta personas (nuestros grupos de apoyo son -por lo general de 15 asistentes, para que se den una idea-, al terminar la reunión todas se despedían de mí con tanto cariño,  y todas habían logrado por lo menos...
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  Esta mañana decidí no involucrarme en cuestiones domésticas y venir aquí. Las cuestiones domésticas me hipnotizan, cuando comienzo a enjuagar los platos entro en una especie de luz que me aísla de todo. No sé si será mi tendencia a la santidad o mi tendencia a la fantasía. La verdad es que desde hace meses un resentimiento incierto me ronda y no consigo calmarlo más que leyendo a Yoko Ogawa, distrayendo mi mente con exceso de trabajo o cocinando como una forma de meditación. Esta mañana esa especie de enojo, de insatisfacción me visitó antes de despertar. Lo acostumbrado sería levantarme, convencerme de que esto es pasajero y comenzar las actividades que me sumergen en esa especie de luz pacífica. Es una buena técnica. Pero hoy tengo tiempo, el barrio es silencioso hoy, así que abandoné la montaña de trastes que utilicé ayer en el fregadero de la cocina, molí café, activé la cafetera y regresé a escribir para enfrentarme con este odio, esta rabia. Es una rabia huérfana, por lo ta...
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 Murió Jaime Moreno Valenzuela, una persona muy querida para mí, con quien compartí años y de quien aprendí muchísimo. Todavía no sé bien a bien qué: a quererme, entre otras cosas, a tomar mi lugar sin esperar que otras personas me lo den  (les guste o les disguste mi presencia). Ser libre y disfrutar libremente es cosa que me ha costado trabajo aprender. Pero me esfuerzo. Aprendí a cocinar bailando. A desayunar escuchando Zap Mama. A bajar el volumen de le película e inventar los diálogos. Pero también aprendí a decir no, a decir basta. A no conformarme. A cerrar una puerta detrás de mí y marcharme, sin remordimientos. A recordar sin dolor y a disfrutar de los recuerdos.  Algo en mi corazón se abrió en la convivencia con Jaime y algo también se cerró en mi corazón cuando dejamos de vernos. Me fui transformando. Aprender junto a Jaime era vivir con el pie en acelerador. Yo tenía veintidós años, él treinta y siete. Aprendí a ser totalmente esa yo que yo era a esa edad, una...
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 Es increíble cómo un ordenador se vuelve parte de nuestra vida. Me estoy deshaciendo de uno, estrenando otro. Lo impresionante es el regocijo, el tiempo que he tomado en configurar, en arrepentirme de las configuraciones, en hartarme de la cantidad de contraseñas y datos que este tipo de nuevos órganos nuestros exigen. Ya no sé quién es quién. En verdad estos dispositivos se han vuelto como un brazo más. Quizá cuando yo era joven eran nuestro brazo extra, ahora me parece como que el brazo se ha convertido en un vigilante fastidioso: un perseguidor. Es increíble cuántos números asociados uno tras otro nos hace producir cada vez que hay que bajar una aplicación, un programa que nos permita trabajar. Generamos secuencias numéricas cada cinco minutos por ´nuestra seguridad".  Meh: soy una anciana. contigo en un charco Algunos de ustedes han crecido con estos instrumentos dictatoriales activados en la misma cuna. No creo que todo tiempo pasado fue mejor. Pero creo que no quiero co...
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No sé cómo me siento. Ja, parece ya un síntoma de estos tiempos. Es un síntoma que proviene quizá del hecho de no reconocer que la vulnerabilidad es un sentimiento válido. La falta de certeza es una realidad que no debería consumirnos sino con la que deberíamos saber coexistir. Fernand Deligny decía más o menos que solemos negar lo que nos deja perplejos. Podría en este momento preparar otra taza de café. Pero ya no son horas. Eh, fuck it. Voy a prepararme otra taza de café y a buscar ese libro de Fernad Deligny para poder citar adecuadamente esa frase que -estoy segura- me explicará esto que siento y que no reconozco. Pérenme...  Deligny dice:  en realidad, el azar es sólo una palabra completamente inexplorada que se usa -únicamente- para limitar nuestra perplejidad  Es esa clase de perplejidad a la que me refiero, no la perplejidad del asombro, sino a la de perplejidad de no creer lo que es la vida cotidiana. La vida cotidiana me parece difícil de creer, me deja perplej...