Qué lindo entrar acá a las 5 de la mañana, con la seguridad de que en mi comedor hay dos cajas llenas con la edición de Estilo. Qué lindo recordar que hace 25 años alguien me regaló una velita para iluminar mi año y ahora tú estás aquí, conmigo, para iluminar cada día de mi vida. No importa cuánto dure este sentimiento. Qué hermoso es levantarse. Literalmente: levantarse y tener tiempo para escribir mientras tomo café, después de haber soltado todo. Sé que estos momentos son pasajeros. Pero qué no lo es. Es porque estos momentos van y vienen tal vez que nos parecen tan hermosos. A veces pensamos que no volverán nunca. Qué hermoso es marzo. Sí. Aunque alguna vez marzo me atravesó el corazón para matarme, no perdió su belleza. Y aquí estoy: celebrando.

Foto, cortesía de Civitella Ranieri