No, no soy una ciber persona. Mi momento de codificación más sofisticado sucedió hace más de veinte años cuando solíamos codificar aquí, en este blog. Recuerdo que en aquellos años publiqué un artículo en el periódico Norte de cómo crear un blog paso por paso. Al día siguiente los escritores de mi generación ya tenían el suyo. Fue mi momento a la vanguardia. A la punta, jajaja. Ahora me molestan los códigos para todo. Para la universidad, pare el banco, para la puerta de entrada. Aish,! Me desespera. A mí que fui la vanguardia del blog, al tuiter llegué enamorada y tarde el IG me dió güeva absoluta. El problema quizá es que los momentos de reflexión entre plataforma y plataforma fueron disminuyendo. Yo solía estar a cargo de un mini-lab en El Diario y usar rollos de negativo para tomar fotos por la ciudad. Mis amigos solían tener sus archivos de fotografía en maletas. Ningún tiempo es mejor. Nacimos en medio de la matanzas más o menos discimulada. Y parece que ha transcurrido tanto tiempo. Pero no, cincuenta-sesenta años a lo mucho. Ningún tiempo fue mejor. Nacimos pobres y talentosos. Nuestra lucha ha sido por apaciguar ese talento porque cuando una pobre lo tiene se considera un peligro, sobre todo si se niega a funcionar para los intereses de los criollos, de los ricos. La vida tampoco es tan simple, pero se va reduciendo con los años a simplezas así: sufres: factura. Es un verbo curioso “facturar” sobre todo en México .¿no? En Argentina es dulce, como una golosina italiana de hojaldre, o unas galletitas (amo a los argentinos como tú, son contadísimos). Pero en México, o en Colombia, facturar es otra cosas. Es una venganza tan dulce como una charola de galletitas, esos de facturar, para algunas. A mí la venganza no me interesa. Me interesa la paz. La paz que muy probablemente no verán mis ojos. Pasar del shock a la paz en un segundo es imposible. Pero avanzamos. Es hermoso ver cómo el movimiento feminista avanza y toma territorios que ni siquiera habíamos imaginado. Quizá eso es todo. Imagino a aquellos que crearon sus blogs con mis instrucciones, ja. Cómo les irá con las plataformas de hoy en día. Tal vez mejor que a mí, por lo inmediato. La fotito, el blablá. El odio, la comida. Por cierto, llegó el libro que encargué ayer. No es paz precisamente, no una paz colectiva, pero es un hermoso entendimiento que comenzó a escribirse cuando yo apenas tenía 10 años de edad.
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| “Decir que no lo escribió ella”… |
