EL NADADOR Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada./ Soy el hombre que quiere ser aguada/ para beber tus lluvias/ con la piel de su pecho./ Soy el nadador, Señor, bota sin pierna bajo el cielo/ para tus lluvias mansas,/ para tus fuertes lluvias,/ para todas tus aguas./ Las aguas como lonjas de una piel infinita,/ las aguas libres y la de los lagos,/ que no son más que cielos arrastrados/ por tus caídos ángeles./ / Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada./ Tuyo es mi cuerpo, que hasta en las más bajas/ aguas de los arrollos/ se sostiene vibrante,/ como en medio del aire./ Mi cuerpo que se hunde/ en transparentes ríos/ y va soltando en ellos/ su aliento, lentamente,/ dándoselo a aspirar/ a la corriente./ / Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada/ hasta las lluvias/ de su infancia,/ que a las tardes crecían/ entre sus piernas salpicadas/ como alto y limpio pajonal que aislaba/ las casonas/ y desde sus paredes/ celestes se ensanchaba./ / Soy el nadador, Señor, el...