ignoramos, somos extranjeros
donde sea que moremos, todo es ajeno
no habla nuestra lengua

Ricardo Reis

El mundo es lamentable. En días como hoy las cuestiones por las que me quejo me parecen pequeñas. El sistema de este mundo es mucho peor de lo que mi mente pueda percibir. Y no, no se trata sólo de las grandes "potencias". Nosotros mismos estamos cargados de una crueldad ilimitada. Cuando en mí se manifiestan esos pequeños, inocentes estallidos de crueldad, siento por principio que mi furia es justificada. No percibo el enorme abismo que la genera y en la que se sumerge pero, forma parte de la furia que otros utilizan sistemáticamente para degollar, para torturar, para encarcelar. La furia que otros manipulan para  sostener guerras ¿Qué le pasa a este mundo? Sí, pueden explicarme las razones por las que la guerra estalla aquí o allá pero, digamos la verdad: es imparable. Me siento totalmente incapaz. He tenido una semana luchando contra mis propias reglas, empujándome para caminar de oficina en oficina. Arrastrándome a mí misma a los lugares que necesito llegar como si fuera mi propio gendarme. Después me aviento a mi recámara y me quedo ahí, huyendo, huyendo del mundo. Por la mañana recojo algunos tomates del jardín, riego la menta, acaricio las uvas: un huerto ¿no es absurdo? en medio de toda la cobarde e infinita furia que soy existe un huerto, y un perro gris al que suelo llamar nenúfar, no soporto esos contrastes ¿Cómo alguien puede soportarlos?

d.