Voy contra el tiempo, pero el café me pide venir aquí aunque sea un segundo. Mi soliloquio, mi lugar muy querido. No es verdad, no voy contra el tiempo. Qué es eso. Sólo tengo que dejar casa y a este animalito en un par de minutos. Voy a otro mundo, al social. ¿Yo dejo de ser social cuando estoy aquí, aparentemente sola, desvinculada de los otros? ¿Puedo en realidad desvincularme? Mis preguntas son muy tontas últimamente, se debe a que el teléfono piensa demasiado por mí, ósea: en mi lugar. Hablando de vínculos, ese pequeño bicho que llamamos teléfono es realmente un monstruo. En cambio aquí, no hay tiempo. Puedo pasarme horas sin resolver algo como si el tiempo no existiera. Extraño un poco eso: actuar como si el tiempo no existiera. Agendar mis horarios, abrir mi puerta sólo cuando estoy estoy lista. Saludar con un beso y un abrazo antes de conversar o meditar juntas. Las prisas me lo impiden. Ayer tuve que terminar una llamada telefónica porque ya no había tiempo para seguir. ¿...
Entradas
Mostrando entradas de septiembre, 2025