Tengo trabajo pendiente. ¿No les parece absurdo? Cuando digo trabajo no me refiero a lo que me da dinero para vivir, me refiero a compromisos que voy adquiriendo con el paso del tiempo porque escritora. Se supone que soy escritora. Aunque ya les he platicado de mi convicción en relación a que uno puede ser muchas cosas, adquirir destrezas en muchas áreas y también les he platicado sobre mi creencia de que en estos tiempos uno no nace con la vocación de escribir sólo para ser escritora, narradora o poeta... me parece que uno nace con la habilidad de la escritura para algo más que la escritura. La escritura es únicamente un medio y nuestro mundo interior es a veces tan pequeño. Pues eso. Tango tantos compromisos, unos gozosos otros reflexivos que he decidido abordarlos "por descarte" eso significa: tomaré el primero y no lo soltaré hasta que termine y luego seguiré con el otro y así hasta que concluya la mayoría. Nunca trabajo así en relación a la escritura. Con la escritura generalmente hago, observo y desarrollo de acuerdo a mis preferencias. Hoy, si no hago mis preferencias a un lado, sencillamente no podré avanzar. Esto no es ser adulto. Ser adulto es no tener preferencias y disfrutarlo todo. Seré adulta entonces: no haré a un lado mis preferencias sino que disolveré mis preferencias y comenzaré a disfrutar todo. Mi preferencia sobre todas las preferencias es tener algo de luz natural, silencio, prepararme un café y venir aquí a calentar la escritura. No es una preferencia sencilla. Hoy más que nunca soy consciente del privilegio que significa tener silencio y luz natural, y una habitación limpia donde sentirse a salvo para pensar y escribir. Más aún, el privilegio de poder actuar en varias geografías sociales y no sólo vivir anclada en el pequeño abismo de "ser escritora" como si las instituciones te fijaran a la realidad laboral de "ser escritora" con un alfiler para acrecentar la colección de escritoras que murmuran desde su parvada de escritoras...(hermosas, inteligentes y desafiantes, btw). Ser libre ya no es como lo pintan. 


Considero un privilegio tener la libertad de no actuar únicamente desde mi silla de escritora pero les hablaba de mis preferencias. Esas que unas cuanta horas voy a disolver para disfrutar otros mundos. Hay una en especial que me atrapa y tiene que ver con un libro que ya se escribe en mi cabeza, o en mi pensamiento pues. Mi amante es médico y cada vez que digo cabeza él se lo toma literal, supongo que así son los médicos con las palabras que refieren al cuerpo o mi amante es particularmente adorable e inteligente (creo que mi amante es particularmente adorable e inteligente, sí). Ah, decía de mis preferencias: el libro que se escribe así desde hace tiempo en mi cabeza, y mi amante que es particularmente adorable. Esas dos preferencias que recorren mi pensamiento se relacionan entre sí, por ejemplo: es gracias a mi amante que tengo datos suficientes para afirmar que en los hospitales de Estados Unidos a los pacientes que requieren respirador artificial debido a la pandemia, los mantienen sedados con Propofol (la droga conocida como midnight milk famosa por asesinar a Michael Jackson) así que el Propofol funciona como la inyección letal en nuestros hornos contemporáneos.  Lo supe hace tres días. La situación no me había afectado hasta que lo supe. Es como quienes tienen miedo a viajar en avión. Su miedo no los paraliza hasta que comienzan a ser conscientes de que debajo de la silla en la que vuelan sentados no hay más que distancia y precipicio. Todo estaba bien hasta que comencé a pensar en los miles de pacientes sumergidos en propofol y el sufrimiento por el que están pasando. Pero el libro que se escribe en mi cabeza no tiene nada que ver con el Propofol, sino con las estructuras sociales y la organización de su extermino... ok, de cierta manera tiene que ver con el Propofol, pero también tiene que ver con la realidad más cercana que se presenta como documento y la bilingualidad desde idiomas indígenas y la autonomía de un territorio olvidado llamado autoría... la invasión de ese territorio y la renuncia porque "habemos otros" que p[referimos río, planta, nube a propiedad, negociación y marca.
Pero ya les contaré de este libro que ni siquiera será un libro, porque sólo se escribe en mi cabeza... literal...