Son pocos los momentos que tengo últimamente para entrar aquí, y son pequeñas cosas las que me impiden acceder a esta bitácora virtual desde otros sitios. Pequeñas, sencillas y simples las cosas que me frenan. Me sorprende. Como el tipo de teclado, por ejemplo. No vengo aquí sólo porque ando cargando mi laptop de un lado a otro y desde hace un año no he encontrado la manera de hacerle entender que escribo en español y que necesito la ñ y los acentos. Desespero y dejo de practicar mi escritura. Para mí, ustedes saben, este ha sido mi lugar interior. Una especie de alimento. No es sólo el deseo de decir hacia una audiencia. Sino esa sensación de estar en un lugar íntimo, diciendo. Como cuando hablo sola por la casa. Siempre he tenido la sensación de que este es un lugar seguro, que nadie me lee. Yo sé que es una sensación falsa. En fin. Estoy entrando a ese momento del año en que puedo hacer 2 cosas: dedicar 2 meses a escribir, o viajar y dar presentaciones aquí y allá, alegrar mi corazón con los amigos que viven cada vez más lejos y tener conversaciones brillantes e interesantes, visitando museos magníficos y playas africanas. Necesito a mis amigos. Necesito mi escritura.
Oigan, voy a mencionar una característica del exilio. estoy exiliada de mi propio idioma. Así que necesito mi escritura para volver a mí, muchas veces. Pero también necesito "ganarme" la vida (ja!, esas frases en relación a las formas en que uno renta lo que es para tener dinero son amplias y fantásticas). Extraño mis amigos y extraño mi escritura (es decir, me extraño a mí misma), en eso estaba. Te extraño, btw (no hemos hablado desde julio) y siento que entre más me alejo de esta escritura (Esta, esta de aquí, no la escritura que se publica en libros, o que pretende ser un momento exaltado y complejo de mi forma de percibir el mundo o de pensar, sino esta escritura... donde me agobian y me paralizan cosas tan simples como no encontrar un teclado adecuado pero, no es el teclado, sino simplemente no insistir suficiente (porque teclado habrá, estoy segura) porque hay cosas más urgentes que hacer, como organizar cursos, ordenar mis impuestos, subirme a un avión o a un escenario) más y más se disuelve lo que soy.


Zoe Leonard, "I want a president", 1992.

No sé. No sé. Pero estos dos meses he comenzado poco a poco: solucioné el problema con mi impresora, y hoy tengo tiempo suficiente para darme cuenta que estoy en casa, frente a mi teclado en español, pero sería bueno insistir en encontrar la solución para el teclado de mi laptop. Supongo que son señales claras de que envejezco... eso de que el tiempo no alcance para concentrarse en una sola cosa, pero hoy, deberían de ver mi sala y el ventanal de mi departamento. La luz es hermosa y el silencio resuena con todo el peso del desierto. Amo este desierto. Amo a las personas que viven en este desierto. La verdad es que exiliarme de mi propio idioma me ha servido para amar mi vida, mi vida completa, no sólo el lenguaje de la vida. Aunque el lenguaje de la vida es la vida misma. No sé. Pero de que soluciono lo de la laptop lo soluciono, porque a veces, cuando viajo tengo horas y horas de silencio para escribir entre una presentación y otra y, sin teclado en español, sencillamente el impulso que me arroja a esta vida se pierde. Se borra.


Yo me estoy borrando. No se quién soy yo. Supongo que eso es bueno. Vivir sin miedo y sin culpa, significa borrarse desde las más profundas memorias infantiles, tal vez. Significa borrarse las cadenas o, como diría mi querido amigo Juan Manuel: soltar amarras.  Pero vivir sin miedo y sin culpa significa también borrarse las más profundas memorias sociales, los condicionamientos inservibles que nos hacen construir, a costa de nuestra salud, lo que creemos es una "buena persona". No existen las "buenas personas" existen "los obedientes" y los "silenciados" a través del terror global. Ahí me acomodo yo. Porque la libertad no es cosa sencilla en estos tiempos, requiere mucha dedicación y mucho tiempo permanecer libre... y a veces dentro de ese esfuerzo, venir aquí es un lujo, concentrarme en solucionar los retos de un teclado es un lujo, escribir de forma libre sin que te corten la cabeza es un lujo. Amo mi vida, porque me permite tener, por lo menos una vez al año lujos como este. El lujo de una habitación que comienza a sentirse como una casa dentro del silencio en domingo.