Estoy cansada. No sólo porque tengo 45 años. De hecho, podría decir que los 45 años son lo que menos me cansan. Me dan ánimos para hacerme nuevos tatuajes, sin miedo, por ejemplo. Tampoco estoy cansada de viajar. Quizá estoy cansada de que no estés conmigo. Eso es.  Hey, intento ser honesta conmigo hoy, okay. Cualquier impulso de honestidad me transporta a una imaginación romántica. Soy como esos señores que entre más estresados están más bromas cuentan y más ríen, hasta que caen en episodios psicóticos y entonces su familia se da cuenta que algo anda mal. Pues así yo, tal vez, entre más estrés tengo más romántica se vuelve mi imaginación: es que no estás conmigo, pienso.
En realidad no. Debo admitir que cuando estás conmigo soy absolutamente feliz, cuando me hacían mi último tatuaje pensé en ti todo el tiempo. Y debo reconocer que nunca me había sentido tan afortunada por un periodo de tiempo tan extenso. Confío en ti, pues. Pero no es que vivas en Sudamérica o en Madrid lo que me tiene cansada. Sé por qué estoy cansada y me da verguenza decirlo. Así que lo voy a decir. Oh, pero también me da miedo decirlo. Tal vez esa sí es la edad. Con la edad y los asesinatos de miembros de mi familia, y el hecho de que un skin-head me pateara la cara en Rotterdam antes de mi presentación en el Poetry International, también me da un poco de miedo decir cosas. Pero estoy cansada. Podría decir que estoy cansada de los editores de las editoriales pequeñas y su maliciosa explotación de autores que vivimos al margen. Una explotación morbosa. Publican el libro sin pagar, y encima explotan la historia personal de quienes hemos sido perseguidos, o de aquellos a los que la sangre nos ha llegado hasta el cuello y hemos estado a punto de morir. Mientras el prestigio de su "trabajo" crece y cargan su maletita con sus pobrecitos libros por todo el mundo, comiendo y bebiendo como cerdos (o como buitres), la sangre que publican. Pero no es sólo eso lo que me cansa, me cansó una vez, porque firmé con una editorial de NY, después de que me acorralaron los cariños, y aprendí. En cambio, veo a mujeres escritoras, talentosas y locas, intentando echar adelante sus proyectos editoriales y eso me entusiasma. Así que no es el pequeño mundillo editorial lo que me tiene cansada.
El 22 de diciembre me hice un nuevo tatuaje que representa el Sudarshan Chakra. El Sudarshan Chakra es la visión de Krishna. La percepción de la estructura de la vibración, quien puede verlo todo. Paradójico, porque yo cada día veo menos. Es esa parte, la parte donde dejo de engañarme la que me agota, la que consume todos mis recursos vitales. Es esa capacidad o esa desgracia de poder ver una fuerza infinita que mueve la estructura del mundo, una fuerza enferma. 
Bueno, sueno pesimista porque estoy hablando de lo que me cansa, les digo. No todo me cansa y no es un estado ni permanente ni absoluto, pero...es esta sensación de no poder escapar de la enfermedad que es el mundo... es decir, la misma ambición está en una empresa transnacional como en el corazón de una editorial pequeña e independiente, el deseo es el mismo... y el origen de lo que sostiene al mundo también es el mismo... y no me refiero al origen natural, sino el impulsor de esta creación, de esta realidad que tenemos enfrente... todos dependemos del mismo motor en mayor o menor medida... es como un engranaje del que no podemos salir... incluso sin pertenecer a sistemas o a estructuras sociales, lo que nos sostiene proviene de esos mismos sistemas y esas mismas estructuras...
Pero ese sentimiento que me agota, no es permanente... para resolver mi cansancio voy a otros orígenes... el origen mineral de mi cuerpo, por ejemplo... o el origen vegetal... y la sensación de que sin ese origen mi propio pensamiento para entender el mundo no existiría... y me calmo... mi cuerpo se convierte en un lago tranquilo ¿ven que no todo es basura? hay algo más allá de lo humano... jeje