Hace tanto tiempo que dejé de hacer de este blog una costumbre, que había olvidado que visitar este blog también es leer a mis amigos. Casi olvido a esos amigos también. ¿Dónde he estado todo este tiempo? No sé. No sé dónde he estado, pero no importa. Veo la vida más clara, conozco mejor las manifestaciones de la naturaleza. Aquí estoy. No sé dónde he estado. Después de ti no tengo idea dónde estuve. Y ahora vuelvo al blog y es como volver a ti, otra vez. La vida me retoma. Me entero de cosas y de personas que no recordaba siquiera que existían. Regreso y vuelvo a tener la sensación de que ya no soy eso, tampoco: eso que estaba aquí, eso que te busca. Qué decepción vacía esa de regresar y no encontrarse. Los amigos saludan como siempre, y me detengo a observarlos como si se tratara de personas desconocidas. ¿Realmente sé algo de esa confianza que se acerca? pienso. Luego voy y los leo y tengo una especie de recuerdo, de algo que ellos son y continúa: ahí está, escribiéndose. Es una sensación extraña. ¿Quienes son ellos? a los que amo. A los que sin saber quiénes son siento que me conmueven con un simple saludo. ¿Confundo mis ganas de conmoverme con una realidad que lo provoca? No hay realidad para conmoverme, elijo conmoverme y entonces amo a mis amigos, como si supiera lo que mis amigos son. Si ustedes me están leyendo y son mis amigos, no lo tomen a mal. Es sólo la sensación otra vez, no de estar separada, sino de desconocer todo lo que observo. Tengo la impresión que no conozco a nadie. Conozco la naturaleza, los elementos, la forma en que la vegetación se comunica y avanza. No conozco a nadie. Ni a ti, a quien amo, conozco. No sé qué he vivido contigo ni qué hay en ti cuando me hablas ¿qué recibes tú?
Para eso regreso, tal vez, para recordar quién eres y quien soy. Regreso para regresar a la memoria, tal vez. Tengo esa sensación de no saber.
Hoy, una desconocida me dijo "sé su historia" y yo le pregunté, "¿cuál es mi historia?" eso fue una coincidencia en mi día, encontrarme con una persona desequilibrada, yo ya desde antes venía sintiendo que no conozco a nadie. Acaso a los geranios, a la buganvilia que he visto crecer pegada a la ventana, y hasta ahí. Ni siquiera a mi amante conozco. Ni siquiera sé si tengo o no un amante. No me siento perdida. Me siento incapaz de conocer las mentes de las personas con quienes comparto la intimidad; y así, de la nada, una loca me dice "sé su historia". "¿Cuál es mi historia?". La mente de las personas que conozco puede dar un giro inesperado para mí en menos de un segundo. No sé. Supongo que eso es estar sola. Pero tampoco se confundan, Yo sé que me quieren. Es sólo esta sensación, junto a una calma que se parece tanto al desierto: un entendimiento sin sobresaltos, como una ------------------- así. Sin importar el ruido de los coches, o la costumbre sonora del silbato del tren que de tan cotidiana se disuelve, pasa desapercibida pero ahí está. ¿Será eso? ¿Así será la mente de mis amigos? que ha estado ahí siempre y de tanto estar, esa mente se borra, se confunde con el paisaje diario y cuando me doy cuenta se ha transformado tanto que ya no sé... no sé.