Parece que hace años no venía por aquí, pero no ha sido tanto. Unos cuantos meses quizá, en los que mi corazón estuvo entretenido observando situaciones maravillosas que se transforman dentro mío. No es lo mismo. No soy la misma (ahora te quiero más, te necesito más). He rectificado algunas de mis actitudes, he reflexionado en al forma en que una mujer autosuficiente puede hacer sentir a los demás. Saber sobrevivir en el desierto comiendo raíces, no es bien visto por todos. Hay quienes necesitan sentirse necesitados ¿Cuándo rompí con ese juego? Recuerdo que yo jugaba el juego de la codependiencia muy bien. Ahora, que no muerdo ciertos anzuelos, debería saber al menos cómo hacer sentir a una persona que la necesito, aunque la necesidad sea ilusoria. Esas mentiras piadosas que sostienen la pasión dentro de uno mismo, a veces. También he conocido personas a las que les gusta convivir con mujeres como yo, que se sienten inspiradas y retroalimentadas, en lugar de sentirse inútiles o inferiores. Comprendo que para otros tantos puedo ser un documento escrito en un idioma indescifrable. Ni hablar. A mí me gustaría ser clara, simple, como Neruda (lol). Pero bueno, sigo intentando. No es lo mismo. Dejé el café, por ejemplo (pero no dejo tu fuerza, tu fuerza fue un aprendizaje que me sostiene siempre, y que amo -ese impulso vital, ese animal), duermo mucho mejor. Hay cosas que no cambian (mi amor por ti, por ejemplo, bueno cambia sí: crece): sigo odiando los espárragos. Pero no es lo mismo. Quizá la próxima vez haga las cosas de manera distinta y me mude a empezar todo de nuevo a otro país, sin miramientos. ¿Qué podría pasar? Quizá no lo haga nunca.
Me ha faltado la inspiración para terminar mis libros. Dejé las caminatas, no he ido al museo (pareciera que todo eso eras tú, pero soy yo). Tengo inconclusos 3 libros; ya no escribo poesía (bueno, eso sigue igual desde el 2011, aunque todo lo que escribo intenten llamarlo poesía, anywho, seré poeta hasta que muera, supongo).
No es lo mismo, veo menos noticias. Me aferro a enamoramientos obsoletos y absurdos (¿eso es lo mismo?).
En un sueño, se me entregó hace unos meses, la fecha y la forma en la que voy a morir. Eso me conmovió, me tomó por sorpresa. Después me pareció un regalo hermoso. Pero no sé. No sé nada, como siempre. Eso sigue igual. Igual.