Si continúo agregando entradas a este blog, nunca voy a terminar la selección que necesito entregar para fin de año. Pero es este tipo de escritura el que surge mientras trabajo en eso y aquí estoy, escribiendo en vez de seleccionar. Estoy comenzando a creer que esta clase de escritura se está convertido en otra forma de dependencia. Al tratar con otras personas, personas que tienen poco tiempo en mi vida, personas que me hacen pensar desde una existencia novedosa, con las que sostengo un proceso de conocimiento y aceptación actualmente, puedo percibir que hay algo que no encaja: necesito escribir para explicarme algunas cosas, para resolver algunos pensamientos y después dominarlos oralmente. Incluso pensamientos que domino y sostengo como parte de algunos libros que no he publicado todavía, los cuestiono si los platico, los cuestiono al momento de repensarlos. La escritura se ha vuelto una resolución a las preguntas que me hago desde el año pasado. Quizá sean dos años ya que me he fijado en unas cuantas obsesiones para preguntarme cosas distintas; básicamente sobre el condicionamiento humano y como es que ese condicionamiento se instala imperceptiblemente y nos lleva a reaccionar como seres programados para contribuir a determinada estructura social/de poder. Y me lo explico aquí de forma muy sencilla, sólo intentando responder las preguntas que aparecen mientras leo a una variedad de autores que me fascinan. Aquí ese proceso es seguro. Mi problema ha comenzado a surgir allá afuera, en la percepción de la realidad familiar, por ejemplo: tan simple en apariencia, pero tan poco adecuada a mis circunstancias. ¿Por qué comienzo a dudar de mi participación o lugar dentro de mi propia estructura familiar? Si la familia es la aceptación absoluta, es un ente que acepta, incluso sin comprender al elemento que es aceptado: el elemento sólo nació ahí, en el ente familiar: es la familia. Comencé a dudar de mi pertenencia al núcleo familiar porque comencé a dudar de mi misma. Repentinamente, con los cambios intempestivos en la familia; un nuevo miembro recién nacido adaptado y aceptado totalmente como parte de nosotros, es decir como parte de mí. Sentir esos ojos nuevos teniéndome una confianza absoluta, otra persona soltando su sueño en mis manos, me derrumbó. La convivencia a ese nivel con un bebé ha sido algo completamente inesperado. Tal vez en ese momento comencé a sentir la separación, "no soy como ellos" "¿en qué me he convertido" "¿cuándo fue que la vida transcurrió tan rápido?". Estuve bebiendo whiskey a escondidas con mis dos sobrinos, creo que es la primera vez que lo hacemos, a como están las cosas en la familia, supongo que no será la última pero, cómo decirlo --sí, he tenido "novios" de su edad-- pero mis sobrinos todavía siguen siendo mis niños. No es que me sienta vieja, no es eso, es sólo que repentinamente sentí que, por el hecho de no reproducir esa manera sencilla en la que las familias construyen sus cadenas y se unen a otras familias, y se relacionan con otras personas y se involucran íntimamente con la primer personas que se les planta en el camino. quizá estoy fuera de lugar. Una familia es un organismo que no se transforma a base de complejidades, sino de accidentes. A mi no me gusta involucrarme íntimamente por accidente, a mi me gusta conocer, indagar, saber hasta donde se pueda saber, descubrir, maravillarme, extasiarme, amar, adorar y después decidir si me involucro íntimamente; ja, creo que siempre termino decidiendo que no. Pero esa diferencia (y muchas otras) no me excluye de ser parte de mi familia. Soy esos accidentes también, los suyos. Soy esa forma de aventurarse a un nuevo matrimonio, a un nuevo nacimiento, a la inclusión de nuevas personas a la familia. Me preocupa cómo me verán por el hecho de no vivir como ellos viven; por ser un animal al que no le gusta el cautiverio, y al mismo tiempo un manojo de nervios que le teme a la vida y a la intimidad; por ser una diosa y al mismo tiempo una neurótica que necesita sumergirse en su propio silencio por periodos interminables, y sólo platica con su perro. Al final de cuentas ellos también son esto que yo soy. Todo nos fue heredado.