una foto de mi hermano Luis


En ese viaje de la infancia por la noche, en la carretera Puebla-Veracruz, encontramos varios ejecutados. Yacían en su propia sangre; mi padre, quien conducía el auto de la familia, estiró rápidamente su palma para cubrir los ojos de mi hermano. No alcanzó a cubrir los míos. En eso consiste la diferencia de percepción entre mi hermano y yo. Luis, en cualquier lugar (incluso en mi mudanza) percibe un mundo fantástico.