"No hay nada más cobarde
que un escritor cobarde"
A lo mejor me voy a morir. Lo que más extrañaría al morirme sería mi harem de amores platónicos. Tengo en mi corazón a los mejores: magos, escritores, científicos, comerciantes, psicólogos, pintores, locos, homeless, poetas, arquitectos, cirujanos... ni un sólo cobarde, ni un solo mediocre. Pero decía que creo que me voy a morir porque hace tres semanas soñé con mi abuela paterna, Carmen (la abuela Chata). Nunca sueño con la abuela Chata. Pero bueno, este vez la soñé con un vestido azul. Después soñé a mi papá, a mi papá lo sueño siempre como un anuncio de que las "cosas" van a resolverse; pero después soñé a Gardea. Cuando sueño a Gardea nunca quiero despertar. Y anoche, anoche soñé con mi papá, con la abuela Chata y con Gardea al mismo tiempo, todo confuso y lindo entre luces blancas y doradas. Quizá voy a morirme otra vez. No sé. En esta vida he muerto tantas veces. Lo único que lamento de matar lo que soy ahora mismo es mi harem de amores platónicos ¿Qué voy a hacer sin ellos? Alimentan mi corazón, acrecientan mi tiempo, me dan estabilidad mental, espacio y protección, la maravilla infinita de lo masculino. Bueno, seguramente voy a morir, y también seguramente volveré a nacer y, aunque no quiera más que éste, tendré otro harem -porque yo sin harem me olvido de mí, y me marchito.