Insomnio, los síntomas del libro se agudizan (esto parace un chiste). Desde la puerta de mi recámara abierta, pude ver cómo entraba la luz de la mañana hacia la sala, iluminando el librero, una silla, la madera del piso. Desde esa perspectiva horizontal, desde mi cama, fue como contemplar una inundación de la memoria. Una aparición. Una inundación de luz que a esta hora de la tarde se ha ido, restando la fuerza de la belleza en cada cosa. ¿Te engañé, Abismo?