al descampado

y ahora: Tendrás que SONREÍR No te queda menos que abrir tus puertas de arriba Airear las arcadas Balancear los aleros

y ahora Tendrás que ingresar de caballos en el viento o sonar a la par del agua corriendo

y ahora pues No te queda menos que liberar Esa pequeña porción de tus huesos que sólo sobrevive al descampado

Y entrenarla Afuera (tal vez a tu despecho) porque ella deberá enfrentar una Aireada Exposición Eternamente

(María Auxiliadora Álvarez. Caracas, Venezuela. 1956)