Tú vives porque muchas balas perdidas volaron entre tus brazos y tus piernas y no dieron con tu corazón, justo como esa piedra imprudente no hirió tu cabeza. Tú vives porque el chofer notó, de último momento, a un chico gritando entre el camión y la pared a la que estabas aferrado. Tú vives porque otro chofer vió una camisa blanca al filo del camino en la oscuridad. Te salvó de los peligros de la noche y te regresó con tu familia que estaba ocupada tostando asunciones sobre las brasas de sus miedos. Tú vives porque la luz de la luna atravesó el agua y alumbró las piedras afiladas que te convencieron de que tu muerte no sería nadar en las aguas de la eternidad, sino más bien bastante dolorosa si saltabas al mar sobre esas piedras.
Tú vives sin saber cómo formular una simple expresión de gratitud: ¡alabada sea, alabada sea la vida! Preguntas tardíamente: ¿Cuántas veces morí sin notarlo? Siempre que lo notaste , devoraste la vida como un durazno, porque no hay mucho tiempo para temer a lo desconocido tanto como a la vida [...]
Mahmoud Darwish (1941-2008) nació en la villa de Birweh, en Galilea, Palestina.