Buena señal ha sido dejar una red social y abandonar otra en el sentido personal y dejarla abierta, para que no digan que estoy loca, en tuiter @DoloresDorantes. La vida me ha puesto en momentos difíciles y gozosos en estos últimos meses. ¿Recuerdan el taller de Cielo Portátl que me ha costado reflexiones obsesivas y desvelos pensando en la creatividad y cómo provocarla? Pues ya. Nos han invitado a concretar el experimento. El experimento me emociona y me atormenta ¿pueden imaginar de qué forma? Antes de tener que cambiar mi vida drásticamente tomaba esas materializaciones de mis ideas como un proceso normal, natural "tengo buenas ideas, a alguien le gustan: se concretan, trabajamos, etc." pero después de darme cuenta que mis ideas han molestado al grado de poner literalmente en riesgo ese hermoso corazón que tengo, cada vez que una de mis ideas resulta y camina y cobra vida, no puedo evitar sentir una responsabilidad gigantezca y muuuucho miedo (pero no importa, me lo aguanto). Entonces mi percepción a cambiado para bien, de ver sólo la maravilla manifestada de mi ingenio (cuánta soberbia), a dar los pasos temblorosillos de cualquier principiante, pero con las tablas de una señora que sabe, más o menos, con lo que experimenta (porque no hago nada, nada es mío, no logro nada -no es esa la intención-). Que una comunidad se ponga en nuestras manos, entre a nuestras ideas, se abra a que nuestras ideas ocupen sus espacios, es un gran privilegio, pero también es una enorme responsabilidad, uno despierta experiencias en los otros. Uno ha creado un taller para eso. Nunca voy a estar segura. Pero de todos modos lo voy a hacer. Por la sensación de presenciar que la maravilla pasa por encima del miedo. Siempre. Y es increíble. Como si estuviera en cada avance que damos con este taller, en la presencia de un milagro. No tengan muchas expectativas. Que el milagro es que los espacios, los momentos y los desiertos se confabulen para dejar actuar a la mente de Cielo Portátil dos o tres días enteros, donde tiene que ser: en la frontera. Ah, digo frontera y se me entibia el corazón. La línea que marca los procesos por donde avanza el mundo, hacia donde va el mundo: esa línea caliente, caliente como la vida, como el latido de la vida. Les decía que ese es ya el milagro, no vayan a esperar que a todos se les abra el corazón y caigan vencidos ante sus propios potenciales artísticos, que de eso no se trata. Se trata sólo de tener la conciencia de que la creación se manifiesta en el propio cuerpo, que la creación no es necesariamente acción, que la creación es un estado al que entramos antes de hacer, observado, escuchando, percibiendo. Porque crear no es sólo hacer, es manifestar. Que lo que pensamos, percibimos, sentimos y somos se manifieste fuera de nosotros, cobre su propia vida. Y después de eso podemos subirnos a un camión que nos lleve a casa, ya absortos en otra dimensión listos a ver el mundo de manera distinta. A mí me sucedió, por ejemplo, después de haber estado en un concierto de Penderetsky (perdonen el error), no me di cuenta hasta que sentí el contraste de la lluvia, las luces y el cristal, avanzando como avanzaba mi cuerpo dentro del autobús, en medio de la noche, rumbo a mi casa, y en mi casa observé esa vida. Una vida que era y ha sido un transcurso constante, que pareciera que nunca llega a ninguna parte, que nunca se detiene. Pero se detuvo ese día. Y me di cuenta. Después de que mi mente fue visitada por ese gran concierto. Ese tipo de estados queremos provocar. Ese tipo de manifestaciones de existencia. ¿Y qué tal si resulta?
d.