Bueno, casi se acaba marzo y parece que mi idea de sembrar un jardín, comenzar un huerto, enamorarme (ja, mi idea de enamorarme) y estudiar ha logrado contrarrestar la asociación que cada marzo hacía yo con la muerte. Desde hace catorce años parecía que en mi vida, marzo, era la esquina donde la muerte y yo nos citábamos para platicar, para celebrar los cumpleaños de mis hermanas mayores y hacer un recuento de todo lo que me había salido mal en la vida. Este marzo no tuve tiempo para eso. Debe ser el amor, o que Diva y yo estamos envejeciendo y necesitamos utilizar el tiempo en disfrutar cada pequeña satisfacción; o quizá debe ser que la muerte por fin se me salió del cuerpo, después de catorce años. Quizá eso. Nunca sé a ciencia cierta qué es lo que sucede, pero lo intuyo. Hace meses le pregunté a mi Gurú "¿Qué hiciste?" ---"Amor" me respondió. Pero claro, eso era lo que un Gurú respondería ¿cierto? No iba a sacar la lista de conjuros, rezos, batallas contra la oscuridad, daranis, mantras, que ha hecho por todos nosotros durante todo este tiempo. Nos estábamos divirtiendo. He estado tan satisfecha todos estos meses que tenía miedo que marzo llegara y lo nublara todo, sólo para demostrarme que las cosas no cambian. Tenía miedo de que un sólo día de marzo bastara para derrumbar todo lo que he(mos) construido estos años. Pero no. Marzo cada día se pone mejor. Ayer decidí ir a una lectura. No voy a lecturas, mas que a mis propias lecturas, pero esta lectura fue de CA Conrad. Todos mis amigos me han hablado alguna vez de CA Conrad: es mágico, es increíble, te encantaría, deberían conocerse... etc.etc.  A dos cuadras de mi casa está el Poetic Research Boreau, manejado también por tres poetas que han iniciado discusiones públicas muy interesantes acerca de la poesía conceptual. Cuando leí una entrevista que les hicieron hace unas semanas me dio gusto que esos chicos estuvieran en mi barrio. Anyway jamás había estado en una lectura de CA Conrad, así que tenía mis sospechas pero, al lugar comenzó a llegar la comunidad de poetas que he visto y re-visto durante más de diez años cada vez que visitaba Los Angeles. Repentinamente me di cuenta que resultaban rostros conocidos no sólo por los rostros sino por el talento que suelen demostrar y, junto con el talento, el compromiso social y político. Pues ahí estaban todos, faltaron quizás Ken, Sesshu (pero Sesshu no es una visita común en esas reuniones). Me dio un gusto enorme ver a Harold. Todo rodó fantásticamente y CA Conrad comenzó a leer algo como: --"Disculpe ¿Conoce usted a esta persona? (y mostraba una foto de sí mismo). Algunas personas me respondían que creían que era yo.". El sentido del humor en la literatura muy contadas veces se logra con fortuna, por eso, en ocasiones, me parece que muchos poetas "americanos" están haciendo stand up comedy. Este no fue el caso. ¿Cómo enfrentar la constante vigilancia a la que nos someten los sistemas globales? ¿Cono encarar el hecho de vivir, o haber nacido, en el país responsable de muchos sistemas creados para controlar y manipular a la población mundial? ¿Como encarar el hecho de vivir en uno de los países más avaros del mundo? Bueno, CA Conrad sabe cómo hacerlo, y hacernos reír con esa amargura encima. Pero no, con esa dulzura, la dulzura de ser consciente del mundo en el que estamos, de estar completamente presente. Hay una parte de su lectura que aún no me saco de la cabeza, acerca de las cámaras de vigilancia (creo que leía esto mientras la tierra agitaba la cola como si fuera un perro, logrando un sismo de 5 punto y algo que a algunos de nosotros nos causó un pequeño mareo... oh, LA -no sé en sus ciudades pero aquí, la tierra está tan viva que se mueve). Decía que se colocó frente una cámara de vigilancia y comenzó a introducir su lengua en una flor, metía y sacaba la lengua, metía y sacaba la lengua; hasta que un policía llegó y le reclamó ¿Qué hace? ¿Qué está usted haciendo? ---¡Soy un polinizador! ¡Soy un polinizador! En ese momento fui feliz. La flor estalló en mi mente. ¿Ven cómo mi felicidad es algo simple? Basta un poco de arte, de amor despojado de egocentrismo y necesidad de ser notado como una figura del espectáculo. 

d.