Hace algunas semanas mi Guru, literalmente me recomendó "Get a boyfriend, girl". Debo aclarar que llevo años estudiando con mi Guru. Que el camino budista es uno que considero indispensable en mi vida. Así que, desde hace tiempo procuro estar donde sea que mi Guru imparte un seminario. Cuando mi Guru me dijo "Get a boyfriend" yo estaba muy contenta por compartir la cena con él y porque él tenía tiempo para todos nosotros esa noche (y también porque Ajay y Vidia se casarían pronto, en una ceremonia indú). Entonces sentí que era una diligencia sencilla: sólo necesito un novio. Así que decidí tener un novio aunque, analizando ahora la palabra "boyfriend" nunca será lo mismo que la palabra "novio". La palabra "novio" en español representa una serie de prejuicios y limitaciones relacionadas a las imposiciones católicas. Así que decidí encontrar lo que podría llamarse "boyfriend". Al día siguiente estaba cenando con un chico genial, relacionado con la misma tradición budista que yo, con un alma poderosa e increíble, con un sarcástico sentido del humor y la disponibilidad absoluta para un romance. Así que pensé que todo fluía perfectamente. Debo aclarar también que, desde hace algunos años, mis relaciones románticas involucraban a perfectos conocidos, amigos de muchos años, conocidos de "siempre". Este realmente era un caso excepcional. Cuatro días después de conocernos, por azares del destino, decidí(mos) visitarlo en su casa en lugar de quedarme en un hotel (no estaba en Los Angeles, y mi vuelo de regreso se había retrasado un día entero). Así que llegué a su casa. La casa de un chico soltero, a quien le gustan las artes marciales. Con persianas de tela negra y bambú en cada ventana. Sus diplomas de cinta negra en varias disciplinas exhibiéndose en la sala. Un superprocesador para hacer jugos con los vegetales listos. Recorrí su casa de principio a fin para darme cuenta que no había ni una sola ventana, y ni una sola puerta abiertas. Comencé a sentirme un poco angustiada. "No hay una sola ventana abierta, qué raro, hace mucho tiempo que no estaba en un lugar así". Me dijo que podíamos abrir las ventanas si quería. Yo pensaba que no hacía falta y sentía que, quizá... podría soportarlo. Él, sin más (con la única intención de agradarme), comenzó a abrir todas las ventanas. Me gustó, en particular, una ventana que estaba detrás de un aparato para hacer ejercicio, se asomaban ahí unas flores rosas, vivas, como de fuego. Me bañé cantando. Puse alguna música en su computadora, y me di cuenta que en el cuarto había una puerta-ventanal que comunicaba a la terraza. ¡Bien! Intenté abrirla... estaba sellada. No sólo cerrada ¡Sellada! Me dio sus razones ¿quién era yo para que alguien me explicara las razones de hacer con su casa lo que quisiera? -qué absurda situación-. Entonces lo vi ahí, en el cuarto, platicando de cuestiones cotidianas, en una escena que también podría ser cotidiana: la sangre se me fue hasta los pies, y me senté en la cama. A él se le ocurrió preguntarme si me sentía bien. No podía mentirle. Estaba empezando a sudar frío. Tenía terror. Dónde estoy, quién es él: decidimos entonces practicar algunos mudras, él es un gran maestro. (Él es un alma gigante, luminosa, poderosa, compasiva, uf -y además es un hombre hermoso): me inició en nueve mudras y la pasamos bien. Anocheció mientras platicábamos sobre artes marciales, armas, defensa personal, técnicas de combate, política y atentados contra nuestras vidas; de repente escuchamos un par de disparos. Eso, sencillamente, no podía estar sucediendo. Mientras lo pensaba sonaron dos disparos más. "No, no pueden ser disparos, son seguramente fuegos artificiales". Luego escuchamos los gritos de un hombre y yo me levanté de la cama como resorte. ¡Todas las luces estaban apagadas y todas las ventanas abiertas! Comenzamos a cerrar las ventanas, casi corriendo. Él vio a un hombre en la terraza. Algo, definitivamente, estaba pasando. Intentábamos decidir qué hacer cuando la policía tocó a la puerta. El hombre de la terraza se había ido. Por radio los policías recibían el aviso de que lo habían encontrado y detenido. No pregunten (no nos dijeron qué pasó, ni quién gritó, ni si el hombre estaba armado). Decidimos dormir. Yo todavía pensaba que todo estaba bien. Pero después de un rato me despertó mi propia voz, mezclada con la voz de él. Yo decía algo en español y él me preguntaba al oído: WHAT? Yo intenté responder en inglés, y me di cuenta que era imposible, sólo soltaba frases en español. Sentí un imperante deseo de salir a correr. Me senté en la cama, respiré y pude decir "i go out for a run, sweetie, just two or three blocks". Me puse los zapatos y abrí la puerta hacia la calle, vi el barrio callado, la calle sola ¿qué estoy haciendo? Cerré la puerta y regresé a la sala. Intenté recordar lo que había aprendido con mi Guru. Estuve meditando casi toda la noche y antes de amanecer volví a la cama. Mi avión salía temprano, así que platicamos un rato en la mañana (no recuerdo de qué) y nos despedimos. Mientras esperábamos que yo volviera a Los Angeles, comenzamos a sentirnos furiosos. ¿Qué había sido todo eso? 
d.