Descansar es la razón por la que estoy aquí. Pero últimamente me cuestiono todo. Es decir ¿necesito tener una razón para estar aquí? ¿Es importante tener razón? ¿Qué es la pasión? ¿Dónde está? Me ha costado mucho trabajo sostener una pieza para este blog en los últimos días. Si pudieran ver mis borradores se darían cuenta de que hay posts plagados de mi desaprobación hacia los festivales de poesía que pretenden transgredir, y fluyen (los posts) pero en un momento se detienen porque me pregunto ¿qué sentido tiene decir todo esto? ¿mostrar mis inconformidades? ¿analizar que la sociedad está torcida desde su raíz? No me malinterpreten, hay costumbres que reproducimos hasta el cansancio incluso en nuestro más íntimo momento de marginalidad. Los condicionamientos sociales han llegado al punto de funcionar como hilos que nos mueven al antojo, que nos impiden avanzar. Prohibir, por ejemplo,. es una manera muy simple de conseguir que la mayoría de los jóvenes (y otros cuantos no tan jóvenes) se sientan transgresoramente satisfechos porque rompen las reglas, pero no perciben que se esclavizan a los mismos vicios (y no me refiero a las drogas) mentales por donde nos sujeta este mundo. No somos libres. En ocasiones, el movimiento de los reflejos en la ventana del metro me hace creer que incluso lo que pienso no es mío. Nada soy yo. Limitada a un sólo cuerpo, a los discursos de la mente. A las ideas de cómo deberían ser las cosas y los momentos libres. Nada de eso soy yo. Esos pensamientos no son míos. Cuando creo que aquellos son un grupo de imbéciles, y cuando creo que esos otros viven un infierno y que, seguramente aquel es el chico más hermoso que he visto en mi vida, no soy yo. ¿Y el hambre? ¿Soy yo el hambre?¿Los instintos? Dudo de todo eso, soy todo eso. Pero eso no es un mundo, no es ni la milésima parte de lo que soy. Cuando vengo aquí y tengo un poco de libertad, es como la libertad de un perro encerrado que ha podido meter el hocico entre las rejas para olfatear a los que pasan. Esta bien, es un pequeño drama. La libertad está en extinción. La libertad que sentimos es un placebo con un disfraz relindo. Estoy segura de que la libertad es mucho más grande que esto. Y no sólo que esto. La libertad es mucho más grande que todo lo que pudiéramos alcanzar a ver, a tocar. Y la quiero.
d.