¿Les parece extraño que yo desee la lluvia? Ni yo me conozco. Tanto tiempo de vivir en el desierto, maldiciendo los torrenciales repentinos que enmohecían casas enteras y este año, no había llovido en mi ciudad. Montañas, flores, yacimientos de brea. Y delfines. Aunque me entristezca su corazón hecho de esclavos. Pero ¿cómo amar si algo no me conmueve al mismo tiempo? Me conmueve esa sangre que fluye por debajo, para alimentar estas montañas. Porque es mi propia sangre, pero estas montañas también son algo que yo soy. Había caminado por ellas en primavera y en verano, y sobre un otoño que no parecía otoño pero hoy, hoy comencé a subir en la montaña y -tan sólo en tres días- la montaña se había transformado. El camino era nuevo. Todo estaba naciendo entre la niebla- Y la luz dorada me fascina hoy tenía el peso de las nubes. Nubes doradas, traslúcidas de sol. Y me acordé de ti ¿dónde estás? y de espaldas a la luz un azul gris se levantaba como un enorme espacio. Tanto que te gustaba el sol. Tanto que escribiste del sol. Oye, estoy enamorada.
d.