(mecanismo)

La máquina del amor medita en la luna del cuerpo su placer sediento de comprender la imparable métrica de los amantes que beben, siempre alados, su pasión más blanca.

La máquina del país impone dolorosamente el párrafo de la realidad en la pulsión prisionera que la luna ignora porque se ha pasado el tiempo prendida de las alas de los amantes a las sendas cósmicas.

La máquina del amor y la máquina del país no se conocen, pero reaccionan al resplandor del astro madre que vuelca sus cabellos helados en la noche para que alumbren débilmente los cuerpos que el país desnuda.

Laura Solórzano. Nervio Náufrago