Hicieron bien los piscologos en diferenciar entre la melancolia y la depresion. Lo que no ha hecho bien, ninguna institucion, es profesionalizar el conocimiento (vaya ocurrencia para homogeneizar, dividir, discriminar y alimentar a un sistema clasista-racista: el profesionalismo, pero bueno). Decia que la psicologia hizo bien en diferenciar la personalidad del melancolico de la del deprimido. Los melancolicos deben estar en alguna parte, supongo, pero no existen, no se manifiestan, su reino no es de este mundo, pues. Buscan sus cuevas o casitas solas para entristecerse y reflexionar sobre la miseria humana (quiza los melancolicos cada vez se manifiestan menos debido a que la miseria humana es cada vez mayor. La miseria humana ha crecido, se ha fortalecido, la hemos alimentado bien). Conozco la melancolia, claro, la recuerdo como algo sagrado: esa manera de entristecerse como si la tristeza fuera una luz en la oscuridad; de entristecerse porque mi corazon no tiene remedio, una forma poetica de echar luz sobre el sentimiento de inferioridad para lograr un orden fertil con los pensamientos destructivos.
Conozco tambien la depresion, es un arbol de perverisdades ramificadas, como todo buen termino inventado por los profesionistas (no se si lo torcido nace de la naturaleza de ese estado de ser (ser depresivo) o la melancolia fue alimentada artificialmente como toda enfermedad contemporanea, por las retorcidas aportaciones de los profesionistas de la piscologia). Cuando la compasion nos falta (compasion: ese otro estado tan antiguo y escaso como la melancolia, sustituido actualmente por la misericaordia que, como el agradecimiento, se ejerce automaticamente porque es "de buena educacion" jua) imaginamos que el deprimido jamas sera una persona vil, miserable, perverso e incluso torturador o asesino. Cuando la compasion nos falta, queremos ver la depresion del otro igual a la imagen de nuestro archivo sentimental: persona casi muda, como una sombra, las comisuras contrarias a las de la sonrisa, llanto facil, paso decaido y cansado como su mismo espiritu. Asi es mas sencillo que nuestra misericordia la reconozca y agite con entusiasmo su colita, como un perro bonachon que ha encontrado el mas preciado de sus entretenimientos. Pero en realidad, la depresion puede manifestarse a traves de actos de soberbia (gracias, Edgar), en saltos mentales paranoicos de un lider que convoca a movimientos masivos, motivado por las fuerzas mas poderosas de su orgullo. La depresion puede habitar en el corazon de los militares con sed de sangre y de poder : una sed sin fondo, que no encontrara alivio en los miles de cuerpos que ha despedazado, ni en las millones de mujeres que existen listas para la humillacion. Ni en las violaciones. Ni en el exterminio de las minorias que les recuerdan esa parte fragil que odian de si mismos. La depresion no se ira, es la enfermedad que domina el planeta. Uno es el deprimido que se niega a comer, otro el que tiene energia y la echa andar vorazmente, creyendo que algun dia le va a bastar el mundo.

d.