CIGURI
CORONA DE PIEDRA

Sulfuro mental -dijo-eso es lo que tú buscas. Un cielo de ileanitas coruscaba en la mesa Los ojos le brillaban al ritmo de la lámpara. ¡Sulfuro mental! -dijo para sí mismo- ¿Puedes traerme? No -aunque fuerte, su cabello era el de un hombre que frisaba en los sesenta -No puedo- dijo En sus manos centelleo la ilieanita -Nos está prohibido -¿Quién te lo prohibe? Tronó la voz del hombre regordete clavando la mirada esmeralda a través de los lentes en la cara del viejo ¡Pos´quién! -le dijo poniendo la ileanita sobre la mesa Las sombras temblaron al gorjeo de la lámpara ¡Pos´ Híkuri! Tronó la madera de la silla al movimiento de sus PIES DE PIEDRA.

                                                                                                     Rogelio Treviño

Se siguen despidiendo de este mundo los amigos. Rogelio nació en Chihuahua en 1953 y hoy su familia lo reconoció después de un mes de estar en la morgue, las autoridades reportan muerte por hipotermia. Hace casi veinte años leí Edad de Sol y supe que había encontrado un poeta en la misma ciudad que la mía. En ciudad Juárez compartimos amigos, alcohol, enemigos y dormimos en el mismo suelo, rodeados de los músicos que cantaban con nosotros en los camiones. Me ayudó a curar algunas crudas, me prestó mi primer libro de Khabala, nos enojamos (-"Oiga ¿usted es Dolores Dorantes? ande, inocente, yo creí que esa ya estaba muerta-") me regaló la obra de Gunnar Ekelof, me recitó a Pessoa, presentó mi primer libro, frente a un público de tres personas, en el año dos mil y vagábamos ¿Por qué hemos dejado de vagar? quizá vagar hubiera sido lo único bueno que podíamos hacer con nuestra vida. Ahora que mueren los amigos; para mí, mueren como está muriendo mi ciudad. Se está borrando una época de fiesta. Parece que una mano más grande, empareja los rastros de la arena, y ya no estamos.

d.