No sólo de idiomas vive el hombre, oigan. Pero a mí me ha servido el discurso. Ese discurso interno. Quisiera, pero no puedo, recordar la primera vez que asocié una palabra con el pensamiento. ¿Desde cuándo comencé a construir esta forma de pensamiento? Esto que soy. Una de las cosas que más valoro son las conversaciones que me permiten ver la vida con ojos nuevos. Tal vez por eso me gusta tanto leer, tal vez por eso cuando mueren los autores que he leído durante tanto tiempo siento que una conversación se corta, que ya no tengo hacia dónde dirigirme. Me sucedió cuando murió Arno Gruen, por ejemplo. Pero también en el corazón de mi mente viven personas con quienes he aprendido a ver la vida distinta sólo por conversar. Por eso sé que la vida no es sólo lo que nos gusta creer que es la vida: nuestros versitos, nuestras traducioncitas, nuestras lecturas, nuestros libros, nuestros escenarios. Hay tantas formas de estudiar la experiencia de la vida que me parecería ilógico no intentarlo, ja. Alguien alguna vez me dijo que yo era multifacética o alguien mas decía que yo era conocedora de mucho y especialista en nada, o algo así, jajaja. Es un poco verdad, uno se vuelve especialista en experimentar la vida disfrutándolo todo. Una de mis maestras decía: el placer de vivir. Ah, esa maestra hermosa. Yo llevaba décadas pensando que el placer estaba en otro lado y de repente se me ocurrió estudiar un diplomado en terapia psicológica para parejas, y lo entendí todo. La vida es hermosa. ¿Qué andaba haciendo yo buscando la vida en otra parte, si la vida está en la vida? En fin, el placer enorme de respirar. A eso iba con la idea de que creemos  que nuestro destino es uno solo.  Y la verdad que en mi vida yo he sido desde vendedora de jugos de naranja, hasta fotoperiodísta. He sido correctora de estilo y secretaria. Últimamente he sido botarga (y me divirtió muchísimo, cuando lo recuerdo todavía siento esa alegría de ver la alegría en la cara de otros, o la sorpresa, o el disgusto, jajaja). Así que por qué no ser abogada aunque uno ya es escritora, o enfermera, o bióloga. Quién dijo que no. Yo sé que algunos de ustedes piensan en una carrera y la asocian al dinero o al poder, a mí me gusta aprender, saber.  No les voy a contar qué estoy estudiando pero hacerlo me permite conocer los sistemas educativos de este país sin máscaras. Entender el origen del odio hacia nosotros mismos que vibra en este país. Conocer la vergüenza que sentimos de ser nosotros, al escuchar semejantes clases de historia, por ejemplo. Es fantástico saber. Si en tu clase de historia te dicen que tus ancestros eran prostitutas que engatusaban a los ingleses y los contagiaban de sífilis, uno comienza a entender mejor las cosas. Claro que no estoy estudiando historia porque con esos profesores uno no va a clase sino a la doctrina, pero pasaba por ahí y grabé todo, jajaja. Ando en otras cosas, total ya me desvié mucho del tema. El tema es esta vida. Las conversaciones, el placer de vivir. Y que nunca te olvido.