Cohetes

Nunca lo comprenderán aunque sí, aman,
y quizá precisamente por eso quieren acercarse cada vez más,
mientras que tú las necesitas lejos, más allá de las carreteras, bosques,
ríos y ciudades; tendrían que pasar siglos,
terminar las grandes guerras, emerger reinos y
desintegrarse; la gente tendría que salir de vacaciones
en cohetes y regresar bronceada
de estrellas, y otras muchas cosas
tendrían que suceder -- pero ellas ya, a la mañana siguiente
se sientan todas fragantes e íntimas sobre tu escritorio,
balancenado sus desnudas piernas con seguridad desde
la ropa interior de encajes, y, al apresurarte a
tocar esa risueña hermosura,
te das cuenta de que nunca lo comprenderán.

(Alojz Ihan. Eslovenia, 1961)