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Mostrando entradas de enero, 2016
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De vez en vez subo este video como una invocación, como si regresara uno de los mejores momentos de mi vida: viviendo en la ciudad en la que quise vivir, con los amigos perfectos, la vibra perfecta, en un estado de creatividad absoluta. Ya van a ser, quizá, diez años desde la producción de este video. ¡Diez años, Oscar Daniel! ¡Te extraño! Si de casualidad esta liga te trae para acá, por favor escríbeme: cieloportatil@gmail.com
Este guarda pasaporte fue hecho para la inauguración de "Paisaje Roto/ Passage Rot ar Fresh Arts, Houston, el 5 de octubre del 2013. Piel de corderi con tinta de oro. Consevido y diseñado por Jorge Galván Flores . Impreso por Lady Lazarys Press y cosido por Hien Lam Upholstery. De la edición de 15 más una prueba de artista, este es el número 1 (no es por presumir).
Aham ( manifestar ) Nivedin ( consciente ) Aham ( manifestar ) Atma ( consciencia ) Literalmente se traduce: soy consciente de que soy consciente Escribir es así: uno habla, uno platica, uno siente que podría decir cualquier cosa. ¿A quién? Si uno se concentrara en ese quién difícilmente saldría algo por la boca de este teclado. No hay quién . O es un quién que sólo existe en el momento que se nombra. Uno habla pues a una mente sin contenido pre-existente. No hay en ella nada que le podamos vaciar; no hay en ella un contenido del que nos podamos apropiar; no existe en esa mente a la que hablamos nada que podamos explotar y con lo que podamos hacer tratos o intercambios. Uno habla a una mente que tampoco enjuicia. Uno siente cuando escribe, cierto nivel de comprensión, cierta red de soporte, cierta fuente que escucha sin enfrentarse a la etiqueta que solemos ser en determinados círculos sociales, o núcleos comunitarios o constelaciones humanas. Uno es y punto. Uno manif
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Presentamos BLA en la Librería Feminista en El Paso, Texas ¡Corran la voz! El viernes 29 de enero presentamos BLA, en Cielo Portátil, como un evento de Mano Santa Editores y la Librería Feminista. Acompáñennos a las 9 de la noche. ¡Vamos a desvelarnos con este performance de audio basado en los poemas de BLA. Audio: Francisco Martínez, Voces Juan Manuel Portillo y yo. El video será una sorpresa.  Celebremos un libro fronterizo, en una línea delgada que cada día se convierte más en una zanja, o en una fosa. ¡Viva la vida de la frontera! y claro ¡Corran la voz! Mano Santa Editores es una editorial de Guadalajara, coordinada por nuestro querido amigo Jorge Esquinca. Juan Manuel Portillo es un autor nacido en Cd. Juárez, que vive en Maine, y es fundador de la organización Cielo Portátil (por una educación libre); los proyectos literarios Hoja Frugal y Plan B. Además de ser un gran-gran poeta, recibió su doctorado en literatura por la Universidad de Irvine, en California, e indepe
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  Intervenir reaparece en una revista mexicana: La Tempestad . La reseña es de Roberto Cruz Arzabal. El hombre fotografiado y expuesto en la revista tomando cafecito es el gran Rodrigo Flores Sánchez, y la foto de la revista con la reseña (ya que el contenido no está en línea) es también de mi querido amigo Rodrigo. La transcripción de la reseña, es mía (osea de todos y de nadie). Mil gracias a Roberto, Rodrigo y a La Tempestad, por leer Intervenir y dedicarle ¡doble página! Sólo una aclaración: Jen tradujo el libro al inglés (no vayan a pensar que al español), y la edición es bilingüe (a pesar de sus editores, que consideran el español -y a los escritores latinoamericanos- un lenguaje de segunda ) Multiplicidad Irresuelta. Intervenir/ Intervene , el libro escrito por Dolores Dorantes y Rodrigo Flores Sánchez, traducido por Jen Hofer, abre con un epígrafe del libro La comunidad que viene , de Giorgio Agamben. La cita explica la distinción entre el bien y el mal en su rela
Cinco minutos para entrar aquí y saciar mi vicio. Oh, ¡menos de cinco minutos! Una caravana de ese tipo de resistencia que no se ve. Que sigue su camino sin dejar huella: pura manifestación. "Que no nos vean llegar" ha sido el lema. Me da gusto que ustedes continúen. Ustedes que no son periodistas, pero que bien ponen el cuerpo dentro de las transformaciones sociales. Que no son escritores, ni han hecho carrera en la política. Que son ingenieros, maestros, operadores de producción, químicos o biólogos, dibujantes, maestras, y andan ahí con todo hijos, nietos y mascotas;  pero han sabido ser sobre todo amigos de esta subrealidad desapercibida y hermosa. ¡Gracias por venir!
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Por si se nos había olvidado, mandan saludar.
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De Bagatela Press Nunca he escrito un libro fuera de la frontera. Nunca. Escribí varios libros en Juárez (como 6), después escribí otros tantos en El Paso, en pequeña estancia de tres meses. Luego fui a vivir a California y ahí nació un libro infinito que no sé si algún día voy a publicar, titulado Estructura, cuyos fragmentos sin cuajar se han publicado en Alemania, En este año que llevo acá he escrito otros tres libross. Algunos escritores vibramos con esta frontera. No seríamos nada sin esta especie de fuente oscura de los sentidos. Ayer me visitó en casa Bernardo Jáuregui, narrador y editor de Bagatela Press. Me gusta Bagatela Press por la forma desinteresada de manifestar su belleza. Por el esfuerzo que sé que Bernardo pone en cada libro, por la atención al libro como objeto y el diseño editorial. No concuerdo en el criterio editorial de Bernardo, pero lo entiendo. Es un criterio, pienso yo, documental, histórico. Un registro de autores y de obras que de otra forma pasar
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Estado civil: sin ortografía. Hace varios días, cuatro, aproximadamente, fui a casa de mi madre. Tenía tantas ganas de un atole de chocolate que, mi amiga Lucille decidió transportarme fuera de la ciudad. No sé qué pasa en casa de mi mamá. En cuanto la saludo, me siento con ella un rato en la sala, y comienzo a sentir sueño. Un sueño del que nunca me repongo. "Me voy a dormir un ratito" y así pasa todo el día. En casa de mi mamá duermo y duermo y duermo. Eso me pasó hace unos días. Llegué, bebí un litro de atole de chocolate que ella preparó especialmente para mí, y me fui a dormir. A las cinco de la tarde llamó Lucille para avisarme que pasaría a recogerme. Me levanté, regresé a casa y seguí durmiendo. Pensé que me levantaría a la noche para trabajar pero no, desperté hasta el día siguiente. Creo que entrar a casa de mi mamá es como entrar a su panza de nuevo. 
Quem me dera que a minha vida fosse um carro de bois  Que vem a chiar, manhãzinha cedo, pela estrada,  E que para de onde veio volta depois  Quase à noitinha pela mesma estrada.  Eu não tinha que ter esperanças — tinha só que ter rodas  ...  A minha velhice não tinha rugas nem cabelo branco...  Quando eu já não servia, tiravam-me as rodas  E eu ficava virado e partido no fundo de um barranco.  Alberto Caeiro, in "O Guardador de Rebanhos - Poema XVI"   Heterónimo de Fernando Pessoa 
Nada nuevo. Escribo otro libro que debo terminar la semana entrante. Ese libro se alejó de mis obsesiones más persistentes (jua! qué obsesión no lo es) y comenzó acercarme más a una percepción zen. La percepción zen se manifiesta de forma simple, pero es un estado de ser muy difícil de alcanzar; entre más uno intenta ver el lado simple de las cosas, con más fuerza se manifiestan los procesos oscuros: el pensamiento persistente. Así que, por ejemplo, el hecho de pensar en el sol puede plagar todo súbitamente de nubes cuajadas de aguaceros; pero al final de la descarga nos daremos cuenta que el sol siempre ha estado ahí y, de hecho, es imposible que el sol sea cubierto por algo. Las nubes son, únicamente una capa que se interpone con la realidad. Pero hay que ver la nube, hacerla llover antes de poder alcanzar a percibir cualquier otra cosa. Digo esto, porque en el proceso de contemplar la nube y sus tormentas para este libro hoy en la tarde, comencé a sentir rabia, comencé -como suelo
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Gilels. Si Richter no existiera, Gilels sería mi intérprete preferido.
Trabajo, pero mientras, comparto. Que conste.
Acuérdate de ti/ antes de que todo se convierta en polvo/ para que crezcas// Recuerda, recuerda/  tus diez dedos y olvida el zapato/ Recuerda las formas de tu rostro/ Olvida la niebla de invierno/ Recuerda tu nombre y a tu madre/ y olvida las letras del alfabeto/ Recuerda tu país y olvida el cielo/ Recuerda, recuerda.
A Child is Not a Knife Last day in the month of March/ Snow falls over/speckled ground, settles/ on the branches of the small cherry tree/ From the trunk of the pine/ lichens glow   Under the snow, under the ground/ is the clear, dark/ transparent water/ I see a forest, broad-leaved, moisture/ drifting over half over-/grown temple buildings   The sun's/ sign, yellow   A green bird/ and a blue bird, conversing/ On the ground, ashes, gray    Black/ remains of some undetermined/ substance    The soldiers are far away/ History's leaves grow quickly    The plague/ get here late, quickly lungs/ bled, disintegrated   Villages/ not yet emptied/ for work on cocoa plantations/ Jesus became God of the sun/ Now, once again, the tower/of dead grows   The period/ about four hundered years  The killing/ takes new forms    New religions, a new/ salvation   Every day the sun rises/ The soldiers of the empire at their outposts/ in the central killing     Calling forth/ the other empire's
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¿Bailamos?
Tenía los ojos cansados. La cabeza cansada. Tenía la espalda cansada. Este trip, el de recopilar entradas del blog para un libro, me está matando.  No habría podido recopilar ni un centímetro de este libro sin el dolor de estómago y los ataques de pánico. Sin esa sensación de que, intempestivamente, alguien podría derribar la puerta de lo que soy y poner sus zapatos sobre mi intimidad. Está lloviendo desde anoche en este desierto, la lluvia me arrulla. Debe ser el recuerdo de cuando nací en la montaña, cerca de un volcán, y llovía siempre. Debe ser que mi memoria vincula esa tranquilidad de recién nacida con este presente. Me desperté muy temprano. Pensando en la intimidad: cómo defender esa puerta. Qué obstáculos ponerle. Cómo comenzar a construir el muro que produzca seguridad. A mí, la seguridad no me la entrega un muro, la seguridad me la trae la lluvia. Debe ser también que, en días de lluvia, las balaceras se detenían en el desierto. Debe ser también que, mi cabeza descansaba